Mi mirada distante de mí, quiere llegar a un lugar donde reposar, parece buscar cierta paz para volver a mirar.
En un parpadear el paisaje vuelve a cambiar. Mis pupilas contemplan la inmensidad y saben que aquí hallaron la paz.
No sólo mis ojos se encuentran en calma, sino que cada parte de mi ser encierra una dulce armonía.
Los problemas se muestran difusos y distantes desde aquí como la línea del horizonte cuando cae el sol en la montaña anunciando la llegada del atardecer.
Aunque tenga que volver a mirar paisajes urbanos llenos de rutina, mis ojos guardan en su retina la paz que encuentran cada vez que visitan este lugar.
NP