domingo, 25 de diciembre de 2011

Te fuiste y volviste en Navidad


Te fuiste de madrugada, un día de fiesta que jamás volvió a ser igual.

Te fuiste y volviste cada día en el espíritu de mamá, que con mucho valor debió continuar.

Te fuiste y volviste en cada recuerdo de felicidad.

Te fuiste y volviste con cada deseo de que estés acá.

Te fuiste y volviste como la brisa de mar.


Te fuiste como el sol se va al atardecer y renace cada mañana.

Te fuiste en cuerpo y alma pero volviste en amor cosechado.

Te fuiste hace 16 años y volviste con cada brindis de Navidad.

Te fuiste pero gracias a Dios seguimos acá disfrutando y amando la vida en cada segundo.

Te fuiste y nos enviaste un angelito de amor que, con sólo sonreir, nos hace felices y nos inmuniza de las penas.


sábado, 17 de diciembre de 2011

Maná en Córdoba: Corazón con mariposas

Maná pasó por Córdoba, el sábado 10 de Diciembre, y yo me debatía si escribir al respecto o no. Al fin decidí intentar dejar unas líneas, pero si están esperando una crónica periodística tradicional del show, éste es el mejor momento para dejar de leerme. No tiene sentido hacerlo a tantos días del evento.

Foto: David Barrionuevo


Al presentar un nuevo disco en una gira mundial, abundan las crónicas del show por los diferentes lugares que van pasando, el espectáculo es el mismo lo que cambia es la bandera del país en el que se encuentran. Por eso me resistía a escribir sobre la hora en que empezó, con tal canción, dijo tal cosa, se puso una camiseta del país, bla bla debilita las emociones que se sienten cuando uno cree que ese espectáculo es único.


Con estas palabras sólo busco materializar alegría, sentimientos y sensaciones de haber escuchado en vivo a una banda que me gusta mucho; para que cuando mi memoria se encuentre frágil ante el paso de los años, se le olviden los detalles y sólo quede un recuerdo de lo vivido, pueda encontrar refugio en las palabras y me transporten nuevamente a ese momento.

Mi relato está vez va como espectadora, es toda una situación la que se genera del otro lado del escenario y quizás los artistas ni se enterarán nunca.

Bien tempranito el sábado demostró que iba a ser un día caluroso pero también que era una excelente excusa para festejar mi cumpleaños viendo y escuchando a Maná, por primera vez en vivo. Situación que generó mucha ansiedad a medida que se acercaba la hora pactada para el arranque.

Las puertas del Estadio Mario Alberto Kempes se abrieron y la adrenalina comenzaba sentirse, elegir la mejor ubicación posible y observar como empezaban a cobrar vida esas butacas.

La espera se hizo larga,  el sol pegaba fuerte y el show no empezó a horario pero todo eso se hizo más ameno gracias a que me acompañaban mis amigos, que al ritmo de las olas humanas hicieron entretenida la espera.

El show finalmente comenzó y borró todo rastro de cansancio que sentimos de tanto esperar. Nada más importó. La alegría se multiplicó en fracción de segundos y ante las primeras melodías - más allá que el sonido sufrió un desperfecto- mi corazón explotó de felicidad. Miles de cámaras se encargaron de iluminar la noche.



Interactivo con el público y muy enérgico Fher (Overa) saludó a Córdoba. Sobre el escenario se sucedieron  una tras otra las melodías que desataban la euforia del público.


Foto David Barrionuevo

Con una puesta en escena impecable, los detalles bien cuidados y una inversión importante en lo que hace la imagen del espectáculo cantaron más de veinticinco canciones, repasaron grandes éxitos de todos sus discos pero también los nuevos temas se abrieron paso, demostrando que pueden ser hits.

   
Foto David Barrionuevo
 Alex, el baterista, también tuvo su momento de gloria cuando le tocó hacer un solo mientras el escenario se elevaba y giraba.

Simularon una cantina, con una torre al medio del estadio,  para hacer un acústico de los temas más románticos. Y por supuesto, no podía faltar la presencia de una señorita del público que acompañara esas baladas. No sólo pudo disfrutar de las canciones desde la torre, sino que además el cantante le regaló su armónica y bailó lento con ella mientras le cantaba al oído.



Esos acústicos aflojaron las emociones de más de uno, que no podían hacer otra cosa que mirar el show con lágrimas en los ojos. Había fanáticos de todas las edades, pero uno de, aproximadamente, nueve años era el que más ternura daba al ver que se sabía y acompañaba cada canción con el ritmo exacto en cada melodía.

Por supuesto que, no podían faltar los personajes de siempre, que estudiaron el cancionero durante la espera pero que después se cantaron hasta las canciones más viejas y desconocidas, sin sentarse un segundo.

Después de más de dos horas de un show impecable había que regresar a casa, pero eso te lo debo me cansa de acordarme como fue la vuelta.

Y así pasó Maná por Córdoba, ya hace casi 15 días pero en mi corazón guardo las mariposas que sentí de estar en ese lugar festejando mi cumpleaños.