miércoles, 4 de diciembre de 2013

Córdoba saqueada de humanidad



Triste. Compungida. Aturdida. Preocupada, muy preocupada por la sociedad que somos.
Como en un cuento de terror el miedo se instaló en la noche cordobesa, los rumores se hicieron certezas y solo rogábamos amanezca. Sin embargo, fue un pensamiento iluso creer que semejante caos terminaba con la llegada del día ya que continúo, sin pudor, por varias horas más.
Responsabilidades pateadas para un lado y el otro sin una respuesta alentadora, al medio los mismos de siempre, la gente que día a día sale a trabajar para alimentar sus hogares.
En una batalla campal de todos contra todos, donde la violencia y el descontrol se apoderó de las calles, la tensión social se manifestó en su máxima expresión. Las horas transcurrieron y la angustia se llevó el sueño nocturno de todos los cordobeses que en vela acumularon la incertidumbre de no saber que hacer. ¿Defender la vida humana o el trabajo de años, fuente de trabajo y sustento del hogar?
La musicalización del gran show estuvo a cargo de las motos, los gritos, las corridas y por supuesto en primer plano los tiros. Sí, tiros. Tiros entre unos y otos, entre vaya a saber quienes.
Las grandes ausentes de la noche sin dudas fueron la educación, la paz y la cordura. ¿Un cuento de ciencia ficción? Parece pero no, a los cuentos se lo dejamos a los dirigentes políticos.
A esta hora todavía todo me parece una locura, una imagen que en mi vida creí ver. Con un 3 de diciembre crítico y un miércoles 4 que después de una madrugada terrible parece feriado, pero que todavía resuena en nuestras cabezas si fue real lo que vivimos.
El silencio que engloba la desolación, sueños rotos en mil pedazos y nuevamente la incertidumbre de no saber hasta donde se puede llegar. La preocupación de no saber como continuar, como volver a empezar después de que se transgredieron los límites humanos de convivencia y de sociedad.
En una ciudad devastada de valores y donde el saqueo fue hacia el respeto de otro ser viviente, yo me pregunto ¿En qué momento nos vaciamos así como seres humanos? ¿Alguien más se cuestiona hasta donde podemos llegar o finalizado el show apagamos el tele y a otra cosa?

NP




jueves, 16 de mayo de 2013

Algunas trampitas al corazón



Ese cassette guardado en el cajón de la mesita de luz era nada más y nada menos que una declaración de amor. La materialización más pura y sincera de todo eso que les colmaba el alma.
Reapareció un día de limpieza treinta años después. Su voz recorrió cada rincón de esa habitación, generando emoción y descubrimiento. Su voz estaba viva, al menos el tiempo que duró la grabación, él también estaba ahí.
Quién encontró esa cinta sintió esa curiosidad de escuchar la voz de alguien muy cercano y desconocido a la vez. Al instante preguntó: - ¿mamá podemos escuchar este cassette? Tenía escrito  4 de Diciembre de 1982 entre dibujos y una frase "¿Qué es mejor? Vivir es mejor". No era solo un cassette (soporte de audio que en la actualidad ya no se usa y muchos jóvenes no conocen) era un viaje al pasado al momento en que le declaraba su amor y le regalaba música. Era revivir con mamá aquella situación que con lágrimas de felicidad explicaba las palabras que él le decía. Ella se volvía a enamorar en cada descripción que él hacía de ella. 
Dicen que cuando una persona muere lo primero que olvidamos es su voz, sin embargo, ella recordaba de memoria cada palabra que él pronunciaba y las sentía, como si la vida le hiciera una caricia al alma, un abrigo para el corazón, un día frío de Mayo. 
La historia fue así: se miraron y se amaron. Fin. No, mentira es mucho más linda, se miraron, se amaron con la mirada y tuvieron una gran historia de amor con tres hijas incluidas.
Él creativo y romántico le hizo el regalo más bello para su cumpleaños, le entregó su corazón en cada palabra y decidió grabarlas para que ella pudiera amarlo cada vez que escuchara esa cinta. Supongo que él ni sabía ni podía imaginar siquiera que, después de tanto tiempo sus palabras quedarían registradas mucho más allá de la intención de desearle feliz cumpleaños a ella. Al igual que una fotografía el pudo perpetuar ese momento de amor en una cinta de audio.
Ella que no tenía entonces donde escuchar aquel cassette tuvo que pedir prestado un reproductor para poder oír el regalo que él le enviaba. Él la conocía curiosa y sabía que encontraría la manera develar la sorpresa. Y aunque habían acordado no encontrarse más, él se las ingeniaba para hacerle algunas trampitas al corazón y a ella le encantaba.
Por su puesto, que al oírlo su corazón se derritió de amor pero no fue tan sencillo correr a sus brazos, porque ambos cargaban con una mochila llena de valores, responsabilidades y debían resolver situaciones para poder estar juntos. Dos jovencitos de apenas veintitantos..que debían tomar una decisión, esa que les cambiaría la vida para siempre. Esa respuesta que buscaban es sus cabezas, sus corazones ya la sabían desde el primer momento que se miraron.

NP 15 de Mayo de 2013

lunes, 8 de abril de 2013

Un tesoro perfumado y colorido


Tengo para contar una historia perfumada y colorida...
Ella tenía un tesoro, en el patio, muy bien cuidado  que se perpetuaba durante años. Con mucho amor y dedicación no había un día que no les demostrara su admiración.
Recuerdo aquella mañana cuando era pequeña y ella me presentó aquel jardín, que valía más que oro.
Cuidar con ella su tesoro era el mejor juego de la infancia cuando permanecíamos en la casa de la abuela.
Sus dedos eran verdes y no había planta que no brotase en sus macetas, que por cierto, cualquier recipiente era buen candidato a dar alojamiento a una nueva plantita. Eran tan variados los recipientes como las plantas que contenían.
De todas las formas, tamaños y colores ella las atesoraba a cielo abierto. Aunque una selección, no menor a diez, tenían la misión de adornar y decorar los ambientes interiores.
Y si acaso alguna planta se enfermaba, su jardín con dotes mágicos le devolvía su hermosura.
Podar las ramitas del limonero o la rosa china con aquella tijera amarilla de jardinería era tan divertida como preparar el abono de la tierra en el rincón al final del patio, al lado de la tuna y la áloe vera.
El tiempo pasó y los ayudantes de jardín crecieron pero ella seguía dedicando gran parte de su día a sus queridas plantas. Al observar como le explicaba como se llamaba cada planta a una nueva generación, un bisnieto curioso y parlanchín, comprendí que su amor estaba y se multiplicaba en las pequeñas cosas de la vida.
Un día tomando mates en el patio de su casa, la belleza de ese jardín me transportó a mi niñez, correteando entre las plantas y sentí la necesidad de tomarle algunas fotos. Ella me confesó entonces, que si tuviera un vivero no podría venderlas porque las querría todas para ella.
El jardín estaba radiante, ella orgullosa de su tesoro y yo que no tengo la misma facilidad para las plantas, decidí regalarle esta historia que perfumó el recuerdo de mi infancia en su jardín.

jueves, 17 de enero de 2013

La distancia y el reencuentro




Un reencuentro postergado, por momentos demorado y en los años olvidado.
La distancia, sin razones coherentes, acostumbrada descansaba en la mente. Cuando de repente el reencuentro le hizo frente.
Apareció con premura buscando cordura, uniendo el pasado con el presente.
La distancia no soportó semejante planteo y al voleo se llevó consigo lo poco que le quedaba.
Ella no entendía lo que el reencuentro traía. No comprendía como un abrazo envolvía esa alegría genuina y sin rencores.
Reencuentro para algunos, encuentro para otros. Descubrimiento y re-descubrimiento.
La distancia había congelado su retrato en fotos, pero el tiempo había pasado y su imagen había cambiado.
Un reencuentro en cuotas ...pero necesario. Importante y significativo, que no establece frecuencia sino paz en la mente, en los recuerdos y alegría en el corazón.

NP- 8-01-2013